Romina Sánlicata

Soy una persona de esas que parecen misteriosas pero que simplemente callo.
Suelo responder al nombre que mis padres eligieron por mi nada más nacer, Romina. Sin embargo muchos amigos míos se divierten haciendo originales variaciones el mismo. Cualquier pseudónimo me vale siempre y cuando haya cariño en él.
Tengo 26 años por ahora, y nací en Alemania, un lugar con calles verdes, empedradas y casas puntiagudas, donde el olor a césped recién cortado y pan horneado despiertan por la mañana. Siempre he echado el frío y la nieve desde que nos vinimos a vivir al centro de España, concretamente a Talavera de la Reina, conocida como la ciudad de la cerámica.
Me fui a estudiar Bellas Artes a Cuenca, el ombligo del mundo, rodeado de casas curiosas, cuestas ríos y montes. Allí aparte de conocer las puestas de sol más emotivas, di con gente maravillosa y aprendí muchas cosas. Me especialicé en audiovisuales pero no dejé de mancharme las manos de pintura, tener algún corte en los dedos por las gubias, unas esmaltadas con escayola o la nariz llena de carboncillo. Un día nos propusieron estudiar en el extranjero por medio de la Beca Erasmus e inmediatamente busqué un lugar cerca de los Alpes, que mi hiciera revivir sensaciones a poco de ser olvidadas y hablar el idioma en el que se comunicaban mis familiares maternos. ¡Si!¿ La mitad de mi sangres es Siciliana! En fín, me la concedieron. Fui destinada a Brescia en una buena academia de arte llamada LABA, y esos 9 meses ocupan un espacio privilegiado en mi diario.
He trabajado en el sector alguna que otra vez, sobre todo inmortalizando momentazos con el ojo mecánico de la cámara, y ahora con mucho tiempo libre estudio para conocer el mundo del diseño y la función persuasiva de la publicidad. Últimamente duermo contando fuentes tipográficas, sueño con Aldo Manuzio y despierto preparándome los cereales con Bruno Munari quien me da buenos consejos.
Juego con mi tiempo libre escuchando música que me haga vibrar, haciendo senderismo, deporte, turismo, visitas culturales, paseos por la naturaleza con mi perrigalgo, tomando capuccinos, té y algún trocito de tarta, teniendo encuentros y tertulias con buena gente, leer y quedarme dormida cerca de la chimenea.
¿Qué es aburrirse?

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