Pintarme los labios de rojo hacia que los miraras eternamente mientras le daba un sorbo al café caliente, claro que tu delicadeza era la exacta, también en una calada al cigarro más corto del mundo.
Pintarme los labios de rojo hacía de un día cualquiera un domingo contigo, hacía que me gustara hablar más de la cuenta cuando los mirabas perplejo para leerme. Evadirnos con cada esencia y las formas de hacer, aprendernos juntos a querernos bien. Si se lo que me dices, picotear a media noche en el suelo de la cocina, sentarme a mear mientras te lavas los dientes, haciéndonos el amor follando en aquel escaparate sin gente, rozarte los pies dormida, saber que lo que más me gusta de ti es lo que menos y que por fin la realidad es mejor que el sueño… porque pintarme los labios me hacía sentirme más mujer, más libre contigo, más mía conmigo, ya encontramos la manera de querernos bien… Bésame el hoyuelo izquierdo de mi mejilla que te sonría tímida, písame bailado en mitad del salón.
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